Ayuntamiento de Ajofrín |
Arreglada y maquillada para salir de paseo y recorrer los centros turísticos de la capital mallorquina, ella aspiraba terminar la noche en una de las discotecas de las que tanto le había hablado María, pero tuvo que soportar como Eulogio le arrancaba la ropa con ojos de deseo, la montaba a medio desvestir y se vaciaba en su interior. La media barba de aquél hombre y sus lágrimas terminaron por deshacer afeites y peinado; él gemía como un animal en celo y le apretaba con fuerza los pechos; a media noche, después de visitar una de las salas de fiesta, se repitió el ataque, ya que no cabía otra definición para aquellas embestidas, lo único positivo era que el fulano padecía eyaculación precoz y el tormento duraba poco, sin contar el intenso lavado vaginal de la muchacha, muy preocupada por un embarazo no deseado. María le había hablado de Londres, pero no creía que Eulogio consintiera en ello; era tarea suya evitarlo sin enfurecer a aquel advenedizo que se había hecho con el favor de su padre. La semana resultó un suplicio, resolvió hablar con su cuñada en cuanto volvieran a “Zagala”.