MLFA
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Casas Colgadas en Cuenca |
Cisneros habría ordenado pasarlo por el potro y estirarle los miembros; el prior de las órdenes militares se conformó con enviarlo a La Encomienda, donde ejercían como pastores unos curas malignos que se ocuparían de él; se recuperaron las armaduras, de los muebles nunca más se supo. Por si fuera poco, el hombre tuvo que hacer frente a una grave denuncia, que resolvió mal, como todo lo que le correspondía. Su sacristán, hombre de voz aflautada, y gustos de los prohibidos, se hizo acompañar de una joven de catorce años, guapa por demás, al decir de los suyos, hasta el alto campanario, donde la sometió a tocamientos impuros, la niña informó a sus padres de lo sucedido. Ellos, horrorizados, denunciaron los hechos ante el párroco, quien logró convencer a los padres - católicos devotos - de que no denunciaran al sacristán, adujo que se ocuparía de su castigo – él - personalmente.