domingo, 20 de febrero de 2022

'La Saga de La Encomienda' - La Mancha - MLFA 2015 - (046-048)

MLFA, autor
El ayuntamiento de Membrilla está de rabiosa actualidad al haber sido procesado su alcalde el pasado enero por grave delito medio-ambiental.

Demetrio era consciente de que no haría carrera con aquel hijo, que había pasado a depender directamente de su hermano Diego, siguiendo instrucciones de los padres, colaborando indistintamente en ambos establecimientos. El viaje lo preparó la tía Edelmira, que al final se incorporó al mismo, con resquemor por parte de Demetrio, consciente de la intensidad, por no decir alto voltaje, del encuentro entre madre e hija, pero incapaz de negarse a la propuesta de aquella bendita mujer, tan honrada como su esposa Rita, pero, en su caso, inmaculada como su virgen preferida. Una vez obtenido el permiso del hermano, Edelmira se descolgó con la propuesta de una visita programada a las queridas monjas de la ‘Gota de Leche’ de Villanueva, aprovechando la capacidad del maletero del ‘Mercedes’ tan ostentoso que había alquilado su sobrino menor.

Diego propuso, al comprobar que el coche Mercedes portaba bola de arrastre, acoplarle uno de los numerosos remolques que hacían servicio con la furgoneta y el Land Rover de “Zagala” y cargarlo de alimentos no perecederos, como legumbres, arroces, harinas, conservas de todo tipo, aceites, quesos curados y vinos, lo que provocó el llanto agradecido pero desconsolado de su hermana, conocedora de primera mano de las necesidades del convento; Rita aportó tal cantidad de dulces envasados que en los días siguientes a la marcha, escaseaban en las barras de ambos hostales, que ofrecían a los viajeros pan con tomate a la catalana o bien pan con ajo y aceite de las tierras de Aragón y Navarra, y echaban la culpa a ‘Dulcesol’ y ‘La Bella Easo’, que eran los principales proveedores de dulces de los dos hostales “Zagala”. En el último momento, ayudada por una de las nietas, Rita consiguió una colección de fotos de la familia para sus padres; Isidra incluyó en la caja unos zarcillos de oro puro para Angelita y un reloj suizo con cadena de plata para el Antonio y en un sobre aparte dos pulseras de oro macizo para Quiteria y su hermana Rosario, que le hubiera gustado grabar con sus nombres, a lo que no dio tiempo. Al final, la expedición de espionaje de Demetrio se convertiría en un Plan Marshall ‘mini’, que resultaría todo un éxito del que se enorgullecería toda la familia.

“La Grandalla”, el restaurante de Tomasillo y Teófila, gozaba de un merecido prestigio; no solo por la calidad indudable de su cocina, sino por el buen trato dispensado a los viajeros. Se daba la circunstancia de que acudían al mismo directivos y empleados de empresas solventes instaladas en pueblos colindantes, sobre todo grandes bodegas, empresas de distribución y de comercialización de productos agrarios; hombres y mujeres que hacían entre doce y quince kilómetros para realizar su comida de mediodía en el restaurante de Tomasillo, sin fallar un solo día. Entre estos clientes destacaban por su fidelidad los directivos de ‘Rumasa’, propiedad de la familia Ruiz Mateos, que tenía varias bodegas en pueblos colindantes a La Encomienda en cuyo término municipal estaba la “Grandalla” de Tomasillo.

Otro “23F”, como el de Tejero irrumpiendo en el Congreso de los Diputados (1981), pero dos años después, el 23 de Febrero de 1983; el gobierno de Felipe González expropió el holding de ‘Rumasa’, compuesto por una veintena de bancos y más de cuatrocientas empresas, que daba trabajo a unos 60.000 empleados. La empresa de la abeja había sido creada por este gaditano 'echao palante' que siempre nos recordó a Demetrio Expósito, salvando las distancias, claro está, ya que eran almas gemelas; ambos eran unos desclasados sociales que nunca fueron reconocidos por el mundo del dinero a pesar de que lo generaban a espuertas; ambos huían de sus obligaciones fiscales y laborales y coincidían en que en el mundo del trabajo era práctica aceptable la semiesclavitud laboral, trufada, eso sí, de paternalismo, patente en ambos, desde sus inicios como hombres de negocios del régimen franquista; Demetrio a partir de los años ‘50’ y José María al inicio de los ‘60’, este último se apuntó a la Obra de su tocayo José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei en los años anteriores a la Guerra Civil, que, más adelante, apostaría por el franquismo, para ser precisos del todo, durante el período conocido como tardo franquismo, en el que se enfrentaron políticamente falangistas y tecnócratas.

Ministros del Opus Dei dominaron la política durante aquellos años, siendo los más conocidos los 'Lópeces', Gregorio López Bravo y Laureano López Rodó, ambos Supernumerarios del Opus Dei, y ministros de Franco en aquel gobierno ‘Tecnócratas-Opus Dei’, de 1969, que barrió del poder real a los falangistas encabezados por Manuel Fraga Iribarne.

Aunque hemos de reconocer que Manolo Fraga tomó venganza como consecuencia de la gran estafa de ‘Matesa’, la empresa de Vila Reyes, hombre del Opus Dei, que estaba dedicada a construir telares sin lanzadera, que exportaba a falsos clientes, de forma que se beneficiaba de los cuantiosos créditos a la exportación, que pasaban directamente al bolsillo de Vila Reyes. El Estado perdió 10.000 millones de pesetas a través del banco público que concedía los créditos a la exportación. Vila Reyes consiguió un indulto parcial por influencia de la Obra, pero pasó varios años en la cárcel, mientras el casco de su hermoso yate se pudría en un varadero de la costa catalana del Maresme.

En aquella lucha entre falangistas encabezados por Manuel Fraga Iribarne y los tecnócratas dirigidos por el Opus Dei resultó vencedor Fraga que, de hecho, pasó a ser uno de los siete padres de la Constitución de 1978; ello no impidió que el Opus siguiera alcanzando elevadas cotas de poder en el mundo de la docencia y de las empresas, allá donde las huestes de Fraga no tenían cabida alguna. La influencia de la Obra de Escrivá de Balaguer en la economía, incluso en la política, a lo largo de la Transición española, es algo que nadie duda.

El Papa Juan Pablo II consideró el carácter de Prelatura del Opus Dei, en el sentido de que está compuesta por un grupo determinado de fieles y se halla estructurado de modo jerárquico, con un prelado que es su cabeza y principio de unidad, amen de sacerdotes y prelados que colaboran con él; se trata de lo más parecido a lo que conocemos como una secta y como tal viene actuando desde 1928.

Esta prelatura-secta promueve la vida cristiana y la tarea evangelizadora de la Iglesia de modo complementario al de las diócesis, a las cuales siguen perteneciendo los fieles que forman parte de la prelatura. La complementariedad de la que hablamos puede responder a variados motivos, siempre en relación con el bien espiritual de los fieles. Puede suceder, por ejemplo, que, con el deseo de favorecer una mayor participación de los inmigrantes en la vida eclesial, se organice una prelatura con un clero preparado para atender sus necesidades; o bien, como en el caso de la correspondiente al Opus Dei, en el extremo opuesto al de los inmigrantes, un determinado sector de la sociedad, perteneciente a las grandes empresas y a determinadas concepciones de la política, además de docentes de altísimo nivel y profesionales cualificados, que se unen, bajo la dirección de un líder carismático, perteneciente, eso sí, a una Institución como la Iglesia Católica, con la garantía que ello supone, al reunir las características propias de una prelatura o secta de mucho nivel, a la que apoyan con todo su poderío, introducidos en el mundo de la sanidad, que en el caso del Opus es la de mayor calidad en España y otros países o de la enseñanza, con los mejores estándares de calidad, no digamos ya en el mundo de las empresas, a pesar del fiasco que supuso ‘Rumasa’.

Algún preboste de la Encomienda mantuvo, durante el franquismo, vinculación con la Obra, si bien se trataba de meros intentos para posicionarse políticamente; éstos mantenían contacto con miembros supernumerarios del Opus del entorno del Caudillo, que se dejaba querer por la prelatura, consciente de su enorme poderío en el tardo franquismo y años venideros. El Opus tuvo poca implantación en Castilla La Mancha, por lo que su influencia resultó limitada, ello fue debido al poderío de la Iglesia Diocesana en la región, que luchó con denuedo por la defensa de sus intereses en el mundo de la formación espiritual y atención pastoral a los fieles; pelea burda que años más tarde tuvo consecuencias en la comarca de La Encomienda, por culpa de supernumerarios de condición homosexual y sacerdotes que habían expoliado bienes en otra parroquia de la región, que saldrán a relucir a lo largo de la narración con pelos y señales como corresponde a una Prelatura que tiene como finalidad contribuir a la misión evangelizadora de la Iglesia, promoviendo entre personas de toda condición una vida coherente con la fe en las circunstancias ordinarias de la existencia humana y a través de la santificación del trabajo.

El Opus Dei es una Institución de la Iglesia Católica fundada por José María Escrivá Balaguer en 1928, cuyo nombre completo es Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, nombrada Prelatura por el Papa Juan Pablo II en la 'Constitución Apostólica Ut sit' de fecha 28 de Noviembre de 1982.

En el año 2013 llegarán a formar parte de la Prelatura del Opus Dei 90.502 personas, de las que 2.073 serán sacerdotes, lo cual indica que la victoria de Manolo Fraga Iribarne resultó ser pírrica, tuvo que cambiar de partido como quien cambia de cabalgadura, con el único fin de perpetuarse en política, llegando a ser aquel patético anciano senador que no representaba a nadie y que a duras penas podía subir los escalones de acceso al Senado, donde echaba su siesta de rigor, con algún ronquido incluido. Don Manuel era la demostración fehaciente del atado y bien atado del Caudillo y supo inocular franquismo en vena a los actuales dirigentes de la derecha española, que le siguen estando muy agradecidos, ya que hasta los más jóvenes dirigentes son fachas, en lenguaje coloquial, permítase la licencia.

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Del total de fieles, alrededor de la mitad son mujeres y la otra mitad varones. La mayoría de miembros son mujeres u hombres casados, para quienes la santificación de los deberes familiares forma parte primordial de la vida cristiana. Ello no es óbice para que en la cúpula, es decir entre los supernumerarios se comporten como una verdadera mafia de intereses, a salvo la calidad del producto que ofrecen, particularmente en sanidad, educación y formación de los líderes de las mejores empresas, algo que resulta incuestionable. De igual manera que no se puede cuestionar la disciplina que emana de la cúpula, a cuyo frente han estado Álvaro del Portillo y Javier Echevarría, sucesores de José María Escrivá de Balaguer. Además, cientos de miles de personas participan en la tarea de formación que ofrece la Prelatura; entre ellas se encuentran numerosos cooperadores esparcidos por numerosos países.

En Castilla La Mancha no tuvo mucha aceptación ya que falangistas de la talla del toledano Licinio de la Fuente frenaban su implantación; Licinio logró llevar su gran barrera o el muro de contención hasta Extremadura, donde ocupó cargos políticos de importancia; era hombre muy atento a las demandas que le llegaban de pueblos de la región, entre otros de La Encomienda.

A Demetrio no se le daba nada de todo aquello, para él la política comenzaba y terminaba en Madrid, ciudad a la que se mostraba vinculado y agradecido, en la que se sentía señor y potentado a un tiempo, gracias a sus apariciones en el palco del Real Madrid y en la barrera de la plaza de toros de Las Ventas, cuya contrabarrera nunca llegó a cruzar, ya que su asiento, como el de sus hijos, estaba siempre en barrera, aunque sus invitados-empleados subieran peldaños hasta el tendido de sombra. Las mujeres nunca acudieron a esos eventos y fastos, conocían Madrid por acudir a revisiones médicas en los hospitales de ‘La Paz’ o en el ‘Francisco Franco’, ambos de gran nivel por sus instalaciones y cuadros médicos, los mejores de España en esta década de los ‘80’. También acudían a la famosa clínica ‘La Concepción’ (La Concha), con la faltriquera llena de billetes. Enfermedades y accidentes de los empleados, que no disponían de cartilla del Seguro de Enfermedad, al no estar dados de alta en la Seguridad Social, se solían sustanciar enviándolos de paga al médico del pueblo; si la enfermedad persistía, simplemente los mandaban a casa con el recado a los padres de que no volvieran por “Zagala”, y eso a pesar de que el franquismo quedaba ya en el recuerdo y gobernaba Castilla La Mancha y el resto de España el PSOE, a las espaldas sus famosos 100 años de honradez.

Mención aparte merece el tema de los abortos, que si bien no eran frecuentes, haberlos los hubo, con el doble agravante de que el mozo que preñaba a una de aquellas desgraciadas podía ser de casa o ajeno, es decir, uno de los empleados; ahí es donde Rita, de natural bondadosa, tomaba las riendas de la situación y actuaba en consecuencia, ya que el segundo de los agravantes era la consideración de delito del aborto, faltaban años para que se procediera a su despenalización, que no se produjo hasta el año 2010, la Ley del Aborto de 1985 despenalizó el aborto solo en varios supuestos. Este segundo agravante no era una cuestión menor, ya que las penas hasta entonces iban desde los seis años de reclusión de la mujer que abortaba hasta los doce años que le caían a quien practicara el aborto o interrupción voluntaria del embarazo. Ese riesgo de comisión de un delito tan penalizado pone en valor la generosidad y desprendimiento de Rita, quien se hacía cargo de las gestiones conducentes a trasladar a la preñada fuera de España, a fin de evitar el peso de la ley, amen de la imposibilidad de que se le practicara en España, ya que el médico era el más castigado.