domingo, 12 de enero de 2020

Toda verdad es muy simple... ¿No es esto una mentira al cuadrado?

Víctor del Árbol 
“Un millón de gotas” 


Estas líneas están dedicadas al nuevo ministro de ‘Consuno’ español (*)

“Los divisionarios ‘azules’ no dijeron nada. Aguantaron la tortura cagándose en la madre que parió a Stalin, y cuando Elías apuntó con su revólver a la frente del sargento, este le fue al encuentro pegando la frente al cañón. - ¡Arriba España, rojo de mierda! – Elías apretó el gatillo. 

¿Por qué este odio? – le escribió aquella noche a Esperanza – Hoy le he disparado en la cabeza a un falangista. Eso me repetía a mí mismo, mientras veía su cuerpo a mis pies, retorcido como una cosa amorfa; a un enemigo. Pero la verdad es que he matado a un ingeniero químico de treinta y dos años, que se llamaba Rogelio Miranda, natural de Medellín, según constaba en la cartilla militar que llevaba encima. Un minero comunista de Mieres le dispara en la cabeza a un químico de Medellín, que ya había sido capturado y torturado por los de la NKVD, en un lugar que no significa nada, frente a una iglesia ortodoxa que nosotros defendemos y ellos atacan a miles y miles de kilómetros de nuestras casas, de nuestras vidas. Tenía familia, he visto la fotografía que llevaba en la cartera. Dos hijos, preciosos, de seis o siete años. Su mujer es guapa, morena. Alegre. Da calor en este frío mirarla. 

¿Quién le dirá que lo han matado? ¿Sabrán sus hijos alguna vez que yo, del partido del ministro de ‘consuno’ Alberto Garzón, he sido su asesino? (y mi partido el responsable de millones y millones de torturados y asesinados del uno al otro confín de la tierra). ¿Entenderán porqué murió (lo asesiné a sangre fría) su padre aquí? ¿Lo entenderemos nosotros alguna vez Esperanza? A los nazis les sorprende la ferocidad con la que estos divisionarios españoles, rebeldes e indisciplinados, se lanzan contra nuestras posiciones, y a los comisarios del Ejército Rojo les asombra la violencia con la que responden los voluntarios españoles que luchan en nuestras filas. Nos ponen como ejemplo de valentía y de soldados aguerridos. No entienden nada, ni los alemanes ni los soviéticos. 

Se creen que luchamos por ellos, pero solo lo hacemos contra nosotros mismos

No entienden que basta con que de un lado se grite el nombre de Belchite, o de Badajoz, o de Toledo, para que unos y otros se lancen al envite como perros rabiosos. Ver el pendón de los batallones divisionarios enciende a los nuestros más que la cruz gamada; alumbrar la bandera republicana desde nuestro lado es acicate más que suficiente para que ellos se lancen con ira (ira, digo yo, la tuya y el disparo en la frente) contra nosotros. ¿Cuánto daño nos ha hecho aquella guerra? Demasiado. Me pregunto si alguna vez podremos dejar atrás todo esto, y me aterra la respuesta. 

Ten cuidado, yo lo tengo. Esto acabará, de un modo u otro, y volveremos a estar juntos, te lo prometo. En Leningrado, 23 de diciembre de 1941. Tu esposo, Elías Gil". 

No parece muy afectado por el asesinato a sangre fría minutos antes el cabrón, ¡es comunista!

(*) De consuno: significa 'estar de acuerdo'. Alberto Garzón estaba en contra del gobierno de coalición - totalmente 'en contra' - hasta que Rasputín Iglesias le ofreció una cartera ministerial, de hecho, todavía no se lo cree; esta gente es 'basura' política sin reciclar. Esta gente ha abierto la puerta al neofranquismo guerracivilista; en 1934 hicieron lo mismo los abuelos de estos 'mierdillas' advenedizos y truhanes. ¿Cómo la cerramos? La extrema derecha les ha barrido en número de escaños... pero ellos... ¡ya son ministros! ¿De qué?... ¡de la nada!.

'Patria' ha tenido buena acogida; les recomiendo 'Un millón de gotas' en el desapacible febrero