miércoles, 18 de octubre de 2017

La victoria pírrica de M. Rajoy se va por el desagüe hacia las cloacas

MLFA
Criminólogo
Profesor de la Generalitat de Catalunya entre 1986 y 2004

Senador Publio Pompeyo: "No debemos intervenir el referéndum ilegal de La Padania, no somos bárbaros"

Son muchas las amables quejas de nuestros lectores por el apagón informativo de ‘Azuer Diario’ a raíz de la ‘paradinha’ de Puigdemont (recuerden a Didí y Pelé); dos son las razones que aduzco con humildad: la contaminación informativa, dizque manipulación, que está soportando la ciudadanía española en general y la catalana en particular; ya les anuncié nuestra preferencia por los análisis ‘en frío’, evitando ‘calenturas’ o caer en provocaciones procedentes de miembros protofranquistas del entorno del gobierno del PP; así como mi (ardua) preparación para las diligencias judiciales que tendrán lugar durante los próximos días en Ciudad Real y que me ocupan mucho tiempo; se acercan fechas decisivas que abarcarán hasta la primavera de 2019, desde este mismo mes de octubre 2017. Arranca la singladura judicial definitiva, que, no olvidemos, comenzó en 2014, auspiciada por el PP y la iglesia local (ésta desde 2012), amen de otros elementos del entorno del propio PP (y la anuencia de dirigentes del PSOE), todo ello en paralelo a los graves insultos, amenazas (142 en la base de datos de la GC), intentos de agresión e intrusión en mi domicilio, llevados a cabo por sicarios de ambos partidos. 

Les pido que no olviden; servidor sabe cómo protegerse, por mi profesión, pero ustedes o sus familiares pueden ser víctimas del conocido como PPSOE, totalmente desbocado. Jueces y sicarios, binomio perfecto, el uno garante de legalidad y justicia, en el que confiamos plenamente; el otro, el compuesto por unas personas desestructuradas, enfermas por alcoholismo y/o adicciones a estupefacientes; en definitiva, personas en régimen de exclusión social, material adecuado para ser ‘utilizado’ por políticos que, tampoco lo olviden, fueron ‘desalojados’ de sus cargos a los cuatro años de obtenerlos, y hoy andan (en sus pueblos) como ‘putas por rastrojo’, humillados y desprestigiados social y profesionalmente. Contratar estos 'deshechos humanos' resultaba fácil y barato: botellines de cerveza; propinas por repartir 'panfletos' publicitarios en Carnaval y otros eventos; o bien lo más manido, la promesa de que serían incluidos en 'bolsas de empleo' municipales.


Con esos pitones... ¡ya se puede defender el 155!

Mariano Rajoy obtuvo una victoria pírrica sobre los independentistas en el momento crucial del último pleno del ‘Parlament’ en el que Puigdemont ‘declaró’ la República de Catalunya -  una ‘paradinha’ de 7 segundos – y ‘suspendió’ la misma a un tiempo; algo que provocó desafección emocional de cientos de miles de catalanes, llovió tristeza y cundió la melancolía en miles de familias catalanas.

El encarcelamiento, sin posibilidad de fianza, de Cuixart y Sánchez, decretado por una magistrado de la Audiencia Nacional ‘a petición de la Fiscalía’, órgano que depende del propio Gobierno, nos malicia que Mariano Rajoy ha sucumbido a las presiones del ‘ala dura’ del PP, decisión, por cierto, que no provoca disgusto al presidente; quienes conocemos su trayectoria política (34 años subido a un coche oficial) sabemos que el propio Rajoy pertenece a ese ‘ala dura’ en versión rumbera del ¡no me molestes mosquito! 




El resultado: la recuperación del ánimo e impulso de aquellos catalanes que se vieron decepcionados y entristecidos por la ‘paradinha’ de Puigdemont; todos a una han controlado sus ‘lacrimales’ y vuelto a la calle hasta llenar las ciudades y pueblos de Catalunya. Rajoy ha ‘resucitado’ a Puigdemont a los tres días, su liderazgo (el de Puigdemont) se ha visto fortalecido. Rajoy y su partido y sus allegados: el tal Sánchez (nada que ver con el Sánchez encarcelado) y el ‘ultra’ Riverita, que sube en España y baja en Catalunya, cual atildado ‘cantinflas’). Fue Rajoy quien encumbró a la cúpula del PP a los nuevos ‘fachas’, entre ellos a ‘marujo’ el diferente (gente a la que hay que ‘echar de comer’ aparte).

Los catalanes trabajan como burros para 'tirar' del carro español; son inteligentes, cultos y pacíficos.

La proclamación de la República de Catalunya se hará desde el balcón del Palau de la Generalitat