Ayuntamiento de Socuéllamos (Ciudad Real) |
No obstante el miedo de la muchacha, aceptó el gesto de Tomasillo como invitación para que pasara al interior, allí le dijo a Demetrio que Rita quería verle, pero en su casa y en presencia de su madre, cuando terminó de dar la razón le brillaban los ojos y quedó callada, haciendo ademán de marcharse, lo impidió el pequeño ofreciéndole un tazón de leche caliente, de la jarra que estaba encima del brasero, y dos galletas de las que aguantaban semanas, las que llevaban los vecinos comerciantes cuando abandonan el pueblo para hacer sus ventas por la comarca; también se ofreció para acompañarla de vuelta a la taberna, donde vivía recogida por los padres de Rita, que le ofrecían morada y sustento a cambio de trabajo diario, entre fogones ardientes y de la limpieza de la taberna. Teo se volvió hacia el interior y gritó a Demetrio que estuviera listo para la tarde siguiente.