Carlos Elordi
Manuel Marchena, presidente de la Sala II del TS, el juez que defiende al PP, según el senador Cosidó. |
Que el prestigio de la justicia española se hunda aún más, y ya está por debajo de cualquier nivel aceptable, no debería ser óbice para continuar por ese camino. Rajoy abrió la caja de los truenos cuando, desde el principio de su mandato, decidió entregar en manos de la justicia, “judicializar”, las decisiones políticas que él estaba obligado a tomar. No hay muchos datos sobre el número de personas que están siguiendo en directo el juicio. Seguramente pocas. Y todas ellas en Cataluña, el único territorio en el que las sesiones se retransmiten íntegras. Pero ese colectivo está teniendo el privilegio de observar sin intermediaciones ni interpretaciones cómo actúan nuestros magistrados, esos personajes temidos y que el común de la gente coloca en un estadio superior, por encima de los hombres y de las cosas. Pues no, son profesionales corrientes, que cometen errores, algunos de bulto, y que manifiestan, seguramente a su pesar, intenciones que van más allá del papel institucional que les correspondería.
Los abogados españoles conocen las limitaciones de los jueces y fiscales