Sonia Moreno
Tánger
Disculpen la calidad de la foto, tomada desde lejos por seguridad; es el nuevo transporte del Estrecho. |
El cierre de fronteras traslada al mar el contrabando de bienes esenciales entre Ceuta y Marruecos
El hijo de Samia tuvo que enviar insulina por mar desde Ceuta a su madre diabética, quien se había quedado atrapada en Marruecos. Motos de agua y lanchas motoras meten medicamentos, dinero, alcohol y aparatos informáticos a Marruecos y sacan hachís y personas migrantes por 4.500 euros. Con las fronteras cerradas desde marzo por la Covid-19 y sin fecha de apertura, el contrabando pasa ahora por el mar, una cadena de intermediarios pasan medicamentos de Ceuta y Melilla a Castillejos y Beni Ensar. Cuando Marruecos cerró en menos de 24 horas el paso fronterizo del Tarajal por la COVID-19, Samia se quedó bloqueada en el país vecino. La mujer nació en Castillejos (Marruecos) hace 82 años, pero con 12 se fue a vivir a España y tiene su residencia en Ceuta. Es diabética, sufre de arritmia y la sangre se le coagula, por eso necesita ponerse una inyección diaria. Hasta entonces, la Seguridad Social le cubría una parte del medicamento, quedándose en los 50 euros, casi la mitad del precio que debía pagar en el país vecino. No es la única a la que le ha ocurrido algo similar. Y las redes de contrabando encontraron en plena pandemia un nuevo nicho de negocio: el tráfico de medicamentos a través de motos de agua.