MLFA
Criminólogo
Fue a finales de los ‘90’, a punto de entrar en el siglo XXI, cuando la Generalitat; a través del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Asuntos Marítimos, donde servidor trabajaba como profesor interino, me propuso un trabajo extra muy bien remunerado (50 € la hora) que consistía en ‘instruir’ a internos de cárceles catalanas que se encontraban en ‘segundo grado’ a punto de pasar al ‘tercer grado’; en un doble sentido: mejorar su ‘cultura general’ y proponerles diferentes salidas laborales en función de sus características personales y el modo de vida de sus familiares y amigos. La mayoría de ellos eran ‘vivaces’ al provenir, mayormente, del mundo del narcotráfico; camellos y gentes de poca monta en las diferentes organizaciones; atracadores de navaja; y asaltantes de pisos, todos ellos procedentes de familias desestructuradas que, curiosamente, no fallaban ni un solo día de visita a sus parientes. El trabajo duró dos años en diferentes prisiones catalanas; en una de las cuales, la antigua ‘Can Brians’, me ofrecieron el empleo de subdirector, que rechacé agradecido (craso error). El trabajo de instructor no comportaba riesgo alguno, no obstante lo cual, siempre estuve acompañado de dos presos de confianza; uno de los problemas de las prisiones españolas, después de las reformas ‘felipistas’, radica en que internos que deberían estar en un psiquiátrico se encuentran ‘hacinados’ en prisiones clasificados como presos ‘comunes’ normales, entre ellos abundan psicópatas y esquizofrénicos que resultan impredecibles; dentro del recinto no se puede portar armas, actúas a pecho descubierto, de ahí los ‘guardaespaldas’ de los que he hablado más arriba. Los ‘presos de confianza’ constituyen un colectivo, desconocido por la sociedad civil, que ejercen tareas muy importantes en las prisiones españolas; algunos de estos internos superan a muchos funcionarios de prisiones en cuanto al control de los presos hace referencia, son humanos y no son ‘chivatos’, la inmensa mayoría, por no decir la totalidad, son respetados y apreciados por el resto de internos. (*)
¿De dónde procedían los fondos ‘desviados’ a estos trabajos? ¡De los fondos FEDER!