MLFA
Profesor de Seguridad Integral y LCI
Instructor de Tiro FFSS y Vigilantes Jurados

Vaya por delante que, a punto de cumplir 73 años, uno no puede vanagloriarse de ser el vengador que le gustaría ser; comenzaré por una simple anécdota divertida. Al inicio del macro proceso que orquestaron contra mi persona el PP (Partido Popular) y la Iglesia provincial, contacté con un abogado, hijo de un amigo para más señas; respondió a botepronto y con altanería procaz: “Yo no me meto con el PP”. Por respeto a su padre no respondí como se merecía y lo dejé correr. Semanas después me convocó a su despacho; allí, entre gimoteos y sin dar muestra alguna de arrepentimiento, me dijo que estaba enterado del bufete que llevaba mis asuntos en la capital y quería que hablara en su favor, al tiempo que me hacía entrega de su tarjeta. Esa tarjeta llegó a manos del presidente del despacho, cuyos tentáculos se extendían a la abogacía europea; con orden-ruego de mi parte de que no se le ofreciera trabajo alguno. Meses después se presentó en mi portal una gitana a la que ayudaba, en mi actividad socio-humanitaria, era jefa de un clan de ‘camellos’, buena persona, si bien altamente peligrosa. En aquel momento tres de sus hijos cumplían condenas elevadas en Jaén y Córdoba. Uno de ellos había sido requerido en el juzgado de su residencia y ella acudía a mí en demanda de apoyo y consuelo; coincidió que el abogado de oficio era el de la ‘tarjeta’. Le dije que renunciara a sus servicios pero que lo hiciera en la puerta de los Juzgados, acompañada de su gente; exigí que el rechazo no llevara aparejada violencia alguna y anuncié mi presencia para echarle una mano cuando se les viniera encima la fuerza del resguardo; el ‘narco’, como es obvio, vendría ‘esposado’. No hemos vuelto a saber nada del abogado que no quería enfrentarse al PP y tuvo que escuchar insultos y amenazas de un grupo de vecinos de etnia gitana, la mayoría de ellos delincuentes. La última información que nos llegó del tipo aquél hacía referencia a un empleo como administrador de fincas.
Se armó la de San Gedeón; les asignaron otro abogado cuatro horas después del follón