Sabba-MLFA
El expolio de bienes de arte de dos suntuosos, aunque muy envejecidos, palacios, se llevó a cabo por un pequeño grupo de clérigos, tres exactamente, bajo cuya custodia se encontraban los mismos y se llevó a cabo a lo largo de varios años. Reunida toda la información, procedente de diversas fuentes, nunca conseguimos averiguar si aquellos clérigos actuaban por su cuenta o siguiendo instrucciones de autoridades civiles o eclesiásticas. Pudimos corroborar que el expolio se había producido, denunciar a aquellos curas no nos correspondía a nosotros; era obvio.
Los rumores sobre el expolio eran objeto de tensión en sacristías y consejos pastorales de varias parroquias
A finales de agosto de 2012 anunciamos la investigación acerca del expolio de los bienes de arte llevados a cabo (01) en La Mancha; el jefe de la beatería manchega (02) permanecía entre los cinco redactores que permanecían en la plantilla, afanado en hacer de mediador entre los párrocos, todo ello a mis espaldas, hasta que fuimos conscientes de la labor nefasta del individuo, cuya empresa, en 2011, ya había dado en fallida. Fue a partir de ese momento cuando decidimos hacer un seguimiento del 'meapilas' este y grabamos sus entradas y salidas de despachos parroquiales de los cuales no informaba a la redacción. La investigación fue llevada a cabo, de forma legal, por la empresa 'Securitatea'.
El fulano tenía íntima relación con el obispo y el anuncio de la publicación del expolio los tenía sobre ascuas
Los párrocos involucrados estaban siendo 'trasbordados' a otras parroquias, y el 'cabecilla' recaló en La Encomienda. El traslado comprometía a la publicación de forma directa y decidimos obtener más pruebas acerca del expolio; ello retrasó la publicación del escándalo, a pesar de que el párroco, un necio vividor, entró en barrena y se autoinculpó dirigiendo filípicas contra un servidor, sin citar el nombre y utilizando un lenguaje florido en sus cartas pastorales dominicales, baste un ejemplo: "Aquellos que rezuman odio contra el clero y llevan ese odio escrito en la lúnula de las uñas de los dedos con los que aporrean los teclados de sus máquinas" (Sic). Observen los lectores que el párroco escribió "0dio", no "Mentira".
En septiembre de 2012 nos informan acerca de presuntos casos de pedofilia en una institución de la capital
Transcurre el verano y los dos sectores enfrentados en el seno de la iglesia provincial generan tensiones que afectan a la publicación de la revista. Ello no es óbice para que publiquemos durante los meses de Julio-Agosto, Septiembre y Octubre; al tiempo que continuamos con las investigaciones relativas al expolio de bienes de arte y a los presuntos casos de pedofilia (03) en el seno de la diócesis, estos habrían acontecido a finales de los años '90' en la institución más emblemática de la capital de las Órdenes Militares, claro que aquellos clérigos degenerados utilizaban el sable 'corto'.
La publicación parroquial cumple con sus plazos de presentación y venta al público, incluido el envío de la misma a todos y cada uno de los suscriptores. Los amotinados continúan conspirando, a favor y en contra del clero diocesano y de la prelatura del Opus Dei. La estrategia consistía en convocar una reunión ilegal, su situación era la de 'dimitidos'; una vez aceptada esta, contra mi voluntad, en aras de 'pacificar' la situación y que no resultara perjudicada la revista, siguiendo el consejo de mi director adjunto; decidí acudir a la misma. La reunión degeneró en provocación pura y dura, preñada de insultos, me limité a mantener absoluto silencio mientras aquellos 'cristianos' se insultaban a grito pelado, arrojaban documentación y las revistas al suelo y, por último, se dirigían en procesión a la sede de uno de las párrocos demandando mi dimisión. El párroco los expulsó como Cristo a los mercaderes, pero sin látigo; que era lo que se merecían aquellas bestias, aquellos 'beatos' de mierda llenos de odio y con ira inusitada, tanta que asustaron al pobre párroco, este llegó a cerrar la iglesia. Una de las redactoras gritaba como una posesa desde la puerta del salón del Consejo, era una individua que llevaba meses 'tirándome los tejos' (en aquella redacción había de todo).
El 15 de octubre el obispo cesaba al presidente y el 18 suspendía al director y a los redactores