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Ayuntamiento de Torrejón del Rey |
La herramienta que utilizaron los catalanes, nada que ver con las armas de fuego, fue la lengua catalana; ahí sí, ahí hay que quitarse la boina, mejor dicho la barretina; contra la madre que se dirige a su hijo recién nacido en su lengua propia, el catalán, no se puede luchar, y el que lo intente es un imprudente, también un desaprensivo, y esa batalla está perdida de antemano, no lo supieron entender los padres de la Constitución y castigaron a una ‘nación’ española con un Estatuto de Autonomía cicatero, lleno de condicionantes y muy inferior al vasco, en cuanto al techo competencial se refiere. Los catalanes se dispusieron, ya desde el primer momento, a reivindicar sus peculiaridades de forma pacífica, haciendo mucho hincapié en la Educación, como resultaba obvio, el tiempo y su lucha les vino a dar la razón. Al igual que los trajes o vestidos femeninos, la Constitución se cosió con hilvanes, la diferencia entre aquellos políticos y los sastres o sastras, que así se decían si eran mujeres, radicaba en que éstos y éstas terminaban el cosido y sus remates antes de entregar la prenda al cliente; nuestra Constitución se presentó solo con los hilvanes y su vista previa resultó aceptable, pero no se cosió ni se remató, y los hilvanes, es bien sabido, terminan soltándose del todo y dejándote la hombrera sobre el escote palabra de honor.