Martín L Fernández-Armesto
Editor del grupo “Azuer” Técnico Sanitario Marítimo OMS
Este artículo de ‘andar por casa’ está dedicado a las víctimas del SARS-COVID19
Fue el día de mi 72 cumpleaños, el pasado 21 de enero, cuando experimenté los primeros síntomas de malestar generalizado, que cursaron con levedad, como todos los años por esas mismas fechas, y que achaqué, entiendo que con buen criterio, a la ‘gripe’ estacional, la cual, gracias a la vacuna anual, desde hace 12 años, cursa muy suavemente, no llega a las 48 horas, y a la ingesta de 4 ó 5 comprimidos de Paracetamol, nada más, ya que no entorpece mi vida normal. Vivo solo hace años, amo a distancia, algo muy recomendable, y poseo suficientes conocimientos médicos como para enfrentarme a una gripe ‘neutralizada’, en ningún caso puedo comprender y muchísimo menos ‘controlar’ un COVID-19, su génesis y el desarrollo asesino. Desde que recalé en Andalucía, - mi Ítaca desde siempre - en 2015, estoy vacunado contra la ‘neumonía’, por recomendación médica, una vez al año. Continué con mi actividad humanitaria en el área de refugiados políticos: sirios, libios y yemeníes, – nunca participé en actuaciones con inmigración ilegal, salvo las mínimas precisas de identificación por idioma – así como mi actividad literaria y judicial, esta última resultó ardua tras forzar la ‘renuncia’ de mis abogados por sospechas acerca de su ‘leal saber y entender’ en relación a mis causas penales, siendo así que el abogado principal era un profesional de reconocido prestigio, ex juez, y profesor de la Escuela de Prácticas para Abogados; siempre he dicho que era un jurista ‘calatravo’ (cada cual que juzgue como proceda en conciencia). Su fracaso fue tan estruendoso que juristas de toda España lo consideran inverosímil y plantean sospechas al respecto. No debo ir más lejos; es fácil de entender por los lectores más conocedores del sistema político-judicial (un pleonasmo en España). Algún día resultaré más explícito en pantalla pública; todavía no toca, debido a la exigencia legal de confidencialidad existente entre abogado y cliente.
La renuncia me fue presentada en 24 horas y asumí personalmente el control del macroproceso























