MLFA
Eran vísperas de pandemia y la corrupción del PP había dado alas a los del PSOE, Iceta esperaba su oportunidad como 'el Platanito'.
Ayer visitó Euskadi el ministro Iceta, el hombre (es un decir) que cambió la fotocopiadora por una cartera ministerial; en un momento dado, Miquel, proclive a la euforia repentina, como todos los misóginos, decidió sentar cátedra ante tan importante auditorio (vascos muy masculinizados, nada menos).
El tío del PNV con el que compartía reunión se vio obligado a corregirle trayendo a colación una ley de los años '80' que mantiene esa posibilidad de 'estado de alarma' para una CCAA (solamente) en el supuesto de que la misma se vea afectada por una situación de emergencia específica, sin relación con el resto de comunidades o regiones. Para terminar, muy serio y enfadado, enmendando la plana al tontorrón del Iceta que no tenía ni idea de aquella ley de principios de los '80'. No es el caso de la actual pandemia nacional, pero el Iceta se quedó más ancho que Cagancho en Almagro.
Este tío dirige la política territorial y la función pública: todo un analfabeto político
La prisión de Martutene será renovada, de hecho se construirá una nueva cuyo coste: 40 millones, se descontará del cupo vasco.
¿Qué hacía Iceta en Euskadi? Pues firmar la transferencia de la competencia, bien que descafeinada, en materia de prisiones. Se pondrá en marcha en octubre; los vascos no tendrán nada que decir en materia de política penitenciaria, pero podrán 'colocar' en las prisiones vascas a 600 funcionarios euskera-parlantes. Los 'chorizos' alucinarán por un tubo escuchando una lengua intimidante y hosca donde las haya, como cualquier lengua 'muerta'. El euskera sirve para obtener plaza de funcionario en Euskadi, hasta que el grueso de la ciudadanía se canse, al descubrir que es más fácil - por supuesto más rentable para sus hijos - aprender chino mandarín.
Al escuchar ¡Kaixo! a uno de los escoltas, Iceta le corrigió: ¡Caixa! que es femenino, se dice 'La Caixa'
De reagrupar presos de ETA cerca de sus familias, nada de nada, decide Madrid y punto