Si el otoño resultó duro para Rufián - para él mismo, a pesar de que lo anunció 'duro' para los demás - podemos imaginar como será la primavera para este siniestro 'portero de discoteca peligrosa' que saca pecho cada vez que le ponen una 'cebolleta' delante de su tez cetrina. Justo en el momento en que Puigdemont pasa de ser un 'político' a un 'símbolo', el Rufián nos lo manda a Cornellá, feudo propio por antonomasia, junto con l'Hospitalet y buena parte de Sabadell, allá donde los 'charnegos' - como él - plantaron sus reales con mucha dignidad y poca integración. Y algunos - como él - comenzaron su recorrido hacia la condición de 'conversos'; su 'fe del converso' es evidente.
El apellido Rufián en política hispana es un contradios, supone inhabilitación de facto