MLFA
Detroit, año 1973, capital de la industria del automóvil y ciudad con la mayor densidad de gente de color. |
Ante la perspectiva de pasar nueve meses en los Lagos, sometidos a un tráfico infernal de contenedores y al continuado tránsito por las numerosas esclusas de la ‘seaway’, operación delicada para buques de alto francobordo, con cubertadas de contenedores sobreelevadas, propuse al viejo capitán un plan de ocio y relajación de la tripulación; la base eran las cataratas del Niágara (Niágara Falls). Se trata de varias cataratas a 300 metros sobre el nivel del mar y situadas en la frontera entre los estados de Ontario (Canadá) y Nueva York (USA). Se acordó dejar en tierra a los tripulantes, en grupos reducidos, y dotarlos de una dieta que les permitiera una estancia de 36 a 48 horas, libres de servicio, a fin de que disfrutaran de aquella maravilla de la naturaleza; rodeada de hoteles, casinos y burdeles de todo tipo (me refiero a los precios, claro).
Como es obvio, aquel dispendio del armador, resultaba provechoso para la vida a bordo