MLFA
Conocí a Txabi Etxebarrieta en 1966 en la universidad jesuítica de Deusto; Txabi tenía 22 años y cursaba cuarto curso de Económicas, era delegado de la facultad de Económicas de Sarriko (pública); servidor era delegado de primer curso de Derecho de la Universidad de Deusto. Etxebarrieta vino a pronunciar un mitin-conferencia ‘ilegal’, aunque consentido por los jesuitas, que, además, impidieron el acceso de la policía (la ‘gristapo’) al campus universitario. No sospeché que Txabi perteneciera a ETA a pesar de que estuvimos comiendo un bocadillo juntos en Deusto, después del mítin en el paraninfo de la Universidad de Deusto. Quedé sorprendido, por no decir estupefacto, cuando, dos años después, asesinó al guardia civil José Antonio Pardines, de su misma edad (24 y 25 años), acompañado de Iñaki Sarasketa, que también participó en el asesinato; se dispararon dos armas, tres disparos se hicieron con la 9mm. y dos con la 7,65. Horas después Etxebarrieta fallecía por los disparos de los agentes de la Benemérita que salieron en su persecución. Etxebarrieta tenía cara de mosquita muerta, siempre pensé – sin llegar a justificarlo nunca – que no tenía experiencia en el uso y control de armas de fuego, que aquel pobre guardia, tan joven, se encontró con un etarra ‘inexperto’ que actuó por miedo, para su desgracia. Posteriormente; la organización terrorista se encargó de convertir en todo un héroe al asesino de un guardia civil de tráfico; de hecho ha sido homenajeado recientemente. Mucha gente olvidó el ‘ensañamiento’ (5 disparos, algunos en la cabeza); que avala mi teoría de que estaban ‘desquiciados’ y actuaban con miedo. No fue un asesinato premeditado; la situación se les fue de las manos, lo cual no justifica el execrable crimen, ni mucho menos.
Etxebarrieta era un joven de verbo fluido, no un intelectual como se dijo posteriormente






















