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| Palacio de "Fuensalida", que para Cospedal fue "inmediata" |
Segunda Parte
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En los primeros días del mes de noviembre de 1975 la enfermedad del Caudillo empeoraba, y llegó a ser de suma gravedad, los médicos del equipo que atendía a su Excelencia, conocidos en la prensa como el equipo médico habitual, y dirigidos por el yerno de Franco, el Marqués de Villaverde, llegaron al encarnizamiento terapéutico, que llevó al enfermo a pronunciar aquella frase que se hizo famosa: ¡Qué duro es morir! que recorrió las redacciones de los periódicos de medio mundo, todas ellas habían destacado corresponsales en Madrid, por la trascendencia del caso, ya que nada se sabía acerca del proceso de Transición, que sería pilotado por el Príncipe Juan Carlos, personaje imprevisible, ordenado y conservador en su función pública de representación, pero audaz y liberal en su vida privada, como era de todos conocido, aunque nunca publicado por la prensa del Movimiento. El príncipe don Juan Carlos era un ‘bon vivant’ y España entera contenía la respiración a mediados de aquel noviembre.




















