Aníbal Bagauda
Tampoco podemos olvidar que la deuda pública, que sobrepasa ya el 100% del PIB (Producto Interior Bruto), supondrá una losa para inversiones e inyección de dinero público allí donde se requiera y una presión extra para que disminuyan los gastos (determinados gastos) y aumenten sin discreción los impuestos. Hay que pagar dicha deuda y sus intereses y lo primero es atender a los acreedores, como recoge el famoso artículo 135 de la Carta Magna.