Manuel Puerto Ducet
¡Hagamos-lo posible! (el vaciado absoluto del dinero público), anunciaba el virrey de Cataluña... ¡y lo hizo! La ciudadanía catalana humillada; sus dirigentes actuaron como corruptos "bananeros". |
La corrupción es herencia (aceptada y consolidada) del franquismo
Durante la construcción de la ciudad Satélite de San Ildefonso, los camiones de cemento entraban por el acceso principal —controlado por un funcionario del Ministerio de la Vivienda— y poco después salían por una puerta trasera en dirección a las promociones de lujo de los dos socios. La sustitución de cemento por otro de menor calidad y el exceso de arena en la mezcla fueron causa directa de las grietas que al poco tiempo se produjeron en los bloques de San Ildefonso por las que se colaba un niño de doce años. Tuve en mis manos el presupuesto de pintura aprobado para cada piso: 500 pesetas. Ni brochas ni rodillos; la manguera era la única herramienta permitida a aquellos «deshonrados» pintores a los que incluso se les privaba del elemental honor de empuñar la brocha gorda. Llegó el momento de instalarnos en los confortables edificios Trade; era el pistoletazo de salida de la operación «Cambio de imagen».