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domingo, 15 de septiembre de 2019

No se debe homologar Ciencias Políticas como carrera universitaria

MLFA
Criminólogo
Facultad de Ciencias Políticas de Madrid

Resulta una obviedad admitir que la Criminología es una ciencia; nadie lo dudaría un segundo, se trata de una profesión que utiliza metodología ‘científica’ para el estudio analítico del comportamiento criminal, en la que destacan Beccaria y Lombroso, este último considerado el padre de la criminología científica. A pesar de ello – y de las grandes escuelas de Criminología españolas, en Euskadi y Catalunya – cuando concluyes esos estudios se limitan a darte uno o dos diplomas: el de criminólogo y/o el de detective privado. Por el contrario; el estudiante que culmina satisfactoriamente la carrera de ‘Ciencias Políticas’ (hoy diríamos ‘grado’ en vez de ‘carrera’, gracias a los lerdos que diseñaron el plan de estudios “Bolonia” en la Unión Europea); a ese le damos una ‘licenciatura’, con lo que ello implica a nivel curricular. 

La política (de la ‘polis’ griega) no es una ciencia, ergo no puede estudiarse como tal

jueves, 11 de mayo de 2017

El CIS nos engaña siempre: ¡La política sí interesa a los españoles!

 Botón de muestra; el PP fue derrotado en 2015 en toda España, 'expulsado' del poder, pueblo a pueblo.
En las 'europeas' veremos nueva tendencia: caída del PPSOE; en las de 2019 les llegará el colapso real.

lunes, 27 de junio de 2016

La burbuja electoral y la manipulación obscena del voto el “26J”

Kontuz
Encuestas manipuladas a posta para generar 'reacciones'. (Foto 'aberrberri.com')

Cuando estábamos en la universidad empezamos a escuchar hablar de unas empresas, todas de nombre extranjero, normalmente inglés, también holandés y alemán; recordamos a bote pronto a ‘Coopers & Lybrand’, la primera que apareció por Bilbao, pero fueron aumentando su presencia en España durante la Transición, ahí el ejemplo más emblemático podría ser ‘Pricewaterhouse’, que, posteriormente, se fusionaría con la C&L citada más arriba, formando ‘Pricewaterhouse Coopers’; aquellos nombres se pronunciaban con respeto, como si se tratara de corporaciones sacrosantas, cuya honradez y solvencia estaba fuera de toda duda.

Resulta que eran empresas (no éstas) corrompidas hasta límites insospechados