martes, 7 de enero de 2025

¡Navidad vais alegres cantando y a mi llegan los dulces recuerdos...!

 MLFA

Amanecía el 7 de Enero de 1986, tenía que abandonar el domicilio conyugal ese mismo día a mediodía; viajaría a París, adonde sería recibido por Coté y Melchor, mis muy mejores amigos, como diría Forrest Gump; me debían una, como suele decirse, había conseguido arrancarlos de las fauces de ETA, conseguí que lograran ver la luz y que ambos volvieran a ser felices, lejos del "mal infinito" que la banda terrorista representaba. Ya desde entonces me propuse no volver a celebrar la Navidad, tal y como aquella fiesta religiosa se concebía en la clase social a la que pertenezco; y todo ello sin renunciar a aquellas viejas tradiciones de niño: Durante cuatro décadas he venido respetando escrupulosamente las celebraciones de la Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes (me refiero a los Magos, no a los Borbones), y este día; me había despedido de mis hijas el día de Reyes. Siempre en soledad sonora; en tierra y en altamar, sin que ello significara dejar de atender a mis compromisos sociales y familiares: regalos y expresión tácita de mis mejores deseos para todos. La comida la encargaba a restaurantes de confianza, aunque el catering no estuviera de moda en aquellos primeros años de mi hégira; acudía con los contenedores apropiados y las tarteras de aluminio, luego el último toque correspondía al microondas. Nunca prescindí de turrones, en especial "1880" y algunas variedades que conocí en Catalunya, mucho menos del cava y el txacolí, siempre bien fríos. Tampoco dejé de cenar cordero y marisco; siempre en soledad, y a mano los medios de comunicación a mi alcance, los más modernos, como buen capitán de barco; recuerdo los Motorola, Zenith, Grundig, y tiempo después los nuevos teléfonos móviles, incluidos los satelitarios. Hoy disponemos de una plataforma telemática; prohibidos pijamas y chándals. A mis parejas del otro sexo les rogaba que disfrutaran la Navidad con sus familias; siempre había un teléfono a mano para darnos las buenas noches. Tuve algún que otro desencuentro al que no dí mayor importancia. Siempre respeté a la madre de mis hijas.

En las últimas décadas he rechazado las invitaciones; personas que no admitían mi soledad, gentes queridas
(Pero este año disfruto de una soledad erotizante, por inusitado enamoramiento que juzgo imposible del todo)

En las dos últimas décadas no estoy solo: "El Padrino", "Pearl Harbor", y -sobre todo- "Titanic"
(El pecio de mi barco, "Manchester Fortuna", descansa a 300 millas de "Titanic": 13/12/1973)
(Llegar al final de tantas singladuras tan enamorado como al inicio; es un regalo inmerecido)
(La fotografía, de mala calidad, (jodido Melchor), está tomada en París el 8 de Enero 1986)

Otrosí digo: Resulta muy difícil regular la diabetes cuando el 11 de Noviembre celebras San Martintxo; el 25 del mismo mes el aniversario de tu primera boda; el 1 de Diciembre el cumpleaños de la madre de tus hijas; del 25 de Diciembre al 31 la Navidad; el 1 de Enero homenajeas el aniversario de tu hermano pequeño fallecido joven; el 5 de ese mes el aniversario del papá; el 6 de Enero los Reyes Magos; el día 7, al día siguiente, tu primera separación; y el 21 de Enero tu cumpleaños, aunque se equivocaron de año en el Registro Civil, o eso es lo que me dicen. No lo creo.

Resulta placentero estar enamorado aunque la otra parte lo desconozca