Antón Losada
El verdadero submarino nuclear "Octubre Rojo" de vuelta a su base en la URSS.
Que el PP diga ahora que va a pedir firmas para que Sánchez revalorice las pensiones que ellos han impedido revalorizar, o que JUNTS nos jure ahora que si solo son las pensiones cuenten con su voto después de decirnos que o susto o muerte, demuestran hasta qué punto los cazadores empiezan a sentirse presas
Todos los boomers o generación X, más los amantes del buen cine el general, conocimos la "Maniobra Loco Iván" gracias a La Caza del Octubre Rojo, dirigida por el gran John McTiernan. Luego Siniestro Total la convirtió en un himno –“el muro era para no entrar, no para no salir”—.
Para asegurarse de que no estaban siendo seguidos, de manera periódica, los submarinos de la antigua URSS giraban de golpe 180 grados para volver luego al rumbo original confundiendo al radar y convirtiendo al rastreador en presa. En la misma película, sir Sean Connery, nos enseñó la “Maniobra Ramius”: cuando el enemigo lanza un torpedo sin dejar margen para la maniobra evasiva, la única estrategia viable consiste dirigirse a toda máquina hacia el proyectil para reducir el tiempo que necesita para armarse y detonar e impactarlo antes de que pueda completar el proceso. Ahora Pedro Sánchez nos aporta su propia variante combinando ambas estratagemas. La creación bien podría bautizarse como la “Maniobra Loco Pedro”.
Ante las especulaciones sobre hasta dónde puede llegar realmente este rastreo y batida sistemática que Partido Popular y JUNTS ejecutan casi a diario con sus avisos de dolor, mucho dolor para el Gobierno, y el sueño húmedo de una hipotética moción de censura, el presidente ha variado de golpe el rumbo 180 grados y activado un único golpe de sonar, como ordenaban los cánones de la armada soviética: el famoso decreto ómnibus no se va a desarmar en varios decretos al dictado de los unos y los otros. La presa es ahora el rastreador y los rastreadores no tienen más opción que, o mantener el rumbo de colisión, o variarlo.
La segunda parte de la maniobra Loco Pedro resulta aún más extrema. Emulando al lituano héroe de la armada soviética, capitán Marko Ramius, una vez disparado en su contra el torpedo del rechazo al decreto ómnibus, se dirige a toda máquina hacia el mismo para acortar el tiempo de armado y anuncia que el Gobierno volverá a presentarlo básicamente tal y como está. Como le sucedía al capitán Ramius en el Octubre Rojo, parte de la tripulación desconoce o no entiende la estrategia y se pone nerviosa exigiéndole que cambie el rumbo de manera inmediata y presente los decretos como le exigen el PP y JUNTS. Pero Sánchez juega con varias ventajas.
La primera es que nadie apostaría porque JUNTS se anime a votar una moción de censura con Vox y con el PP y arriesgarse a una "carnicería electoral" en años de no precisamente abundancia de votos. Eso hace que el tiempo de armado del torpedo de la moción resulte tan largo que no se puede ni calcular a día de hoy. Añado que JUNTS "desaparecería" (MLFA).
La segunda ventaja tiene que ver con la sensibilidad de lo votado. En el mejor escenario posible, PP y JUNTS pueden aspirar a que pensionistas y usuarios del transporte enfadados repartan culpas entre ellos y el gobierno; en el peor escenario les cae el marrón completo. Ambos son partidos que tienen a sus más fieles votantes entre los boomers y generación X que vimos La Caza del Octubre Rojo en un cine.
El argumento del decreto-ómnibus es un tecnicismo sin valor en la calle.
Que el PP diga ahora que va a pedir firmas para que Sánchez revalorice las pensiones que ellos han impedido revalorizar con su voto, o que JUNTS nos jure ahora que si solo son las pensiones cuenten con su voto después de decirnos que o susto o muerte y que no se negocia nada hasta que el PSOE cumpla, demuestran hasta qué punto los cazadores empiezan a sentirse presas.
Mira que llevan años detrás de Sánchez y aún no han aprendido que, cuánto más presionado está, mejores son sus prestaciones.