Lagun
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Pero Franco tenía planes específicos para Castilla La Mancha que no incluían, como hemos dicho, la industrialización de nuestra región, relegada a ser un territorio cinegético para los próceres del Movimiento Nacional y aquellos empresarios, principalmente catalanes y vascos, que no le hacían ascos al nuevo gobierno, sino todo lo contrario; nos viene a la memoria ‘La escopeta nacional’ película de Berlanga convertida en ácido retrato de la clase empresarial y política del tardofranquismo. Tampoco se esperaba otro turismo que el nacional, para lo cual se potenció el arte de Cúchares por los pueblos y ciudades de Castilla La Mancha, siendo la plaza de toros lugar emblemático e imprescindible como lo era la iglesia de cada pueblo.
De todo ello era consciente nuestro Demetrio Expósito, a pesar de su deficiente, por no decir nula, formación, y apuesta por la Hostelería sin la menor duda; de hecho así se lo expone a su suegro a lo largo de los meses que siguieron al brutal impacto provocado por la tortura y muerte de su compinche Justino, el sicario de máxima confianza de don Anselmo, su padre natural. Lo hace día a día en la intimidad de las primeras horas del día, preparando las bases de los productos que serán recocinados del todo a la llegada de los comensales; al principio, el bueno de Antonio no concede la menor importancia a los pronósticos favorables de su yerno sobre el futuro del sector de la Hostelería; en el transcurso de los siguientes meses empieza a ser consciente de la voluntad de Demetrio de abandonar Quintanilla y buscar nuevo horizonte a sus proyectos, que incluían restaurantes y hostales en zonas estratégicas de la región.