Manuel Puerto Ducet
Víctimas propiciatorias y «esquilmadores» impunes
La de BANIF es una vasta historia, que en su etapa pre-Botín — y tal como anticipé — pudo presumir de garbanzo negro en la persona de Jaime Soto López-Dóriga, quien tras utilizar a la entidad de plataforma para saltar como consejerodelegado al Banco Hispano Americano y situarlo al borde de la suspensión de pagos, se alió con el incalificable Manolo de la Concha, Síndico- Presidente de la Bolsa de Madrid, para fundar Ibercorp y montar un nuevo expolio que estalló en 1992. Abusando de la confianza que el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, depositara en la persona de De la Concha, fue elegido como coartada y a la vez como cabeza de turco para diseñar una auténtica chapuza financiera. Jaime Soto sufrió sin duda el síndrome de la ambición sin freno, que es el castigo bíblico que un año más tarde haría estragos en la persona de su buen amigo Mario Conde. Uno de los directos damnificados de Ibercorp fue Juan Antonio Ruiz de Alda, que vivió con inmensa tristeza los últimos meses de su vida —cercenada por un fatal accidente— a causa de la traición de Soto, que lo había acompañado desde la fundación de BANIF.