Ágora
(Fotografía de Bioguía) |
De entrada; todos los vecinos tienen el mismo derecho a aparcar sus vehículos en la vía pública, es algo tan obvio como el derecho de los peatones a circular por las calles y el deber de esquivar ‘cacas’ de perro. Apretar a los ciudadanos es factible, ocurre en el ‘metro’ y en nuestras jornadas medievales; pero resulta imposible aparcar los coches, uno encima de otro, nos preguntamos: ¿Cuántas alturas se podrían permitir, suponiendo que utilizáramos grúas pórtico de las utilizadas para subir y bajar contenedores?