Kontuz
"Detente bala", (Foto de 'forofecom') |
Increíblemente, y traspasado ya el ecuador de la segunda década del nuevo (ya no tanto) siglo XXI, comprobamos como empresas que se han venido caracterizando por abonar salarios de miseria a sus trabajadores, además de someterles a una política laboral decimonónica; se organizan en forma de clubes socio-culturales, en el que tienen cabida las autoridades civiles y militares, el clero y hasta los representantes de cierta prensa eclesial, a modo de grupos de presión, que, en definitiva son, lisa y llanamente, grupos de ‘subvención’. Es una versión pobre de aquellos casinos a los que solo tenía acceso la élite del pueblo.