Manuel Puerto Ducet
Emiliano Revilla, fue propietario de 'Chorizos Revilla' cuya venta fue polémica. Secuestrado por la banda ETA. |
Infructuosa lucha por la decencia
La velada amnistía fiscal de 1991 amparada en la «deuda especial» me enfrentó con el nuevo Consejero Delegado. La decisión de facilitar a la Agencia Tributaria las listas de los clientes invertidos en cesiones de crédito planteaba un problema añadido en un BANIF repleto de personajes ilustres. Presionado por ellos, Javier de San Pío decidió eliminar de las listas a unos cuantos elegidos, aprovechando que los datos que poseía la Agencia Tributaria sobre el volumen total de las operaciones en dinero negro era inferior al real. Los más preocupados ante aquella situación de emergencia fueron los políticos, a quienes el tránsito desde la dictadura y la reforma fiscal de Fernández Ordoñez les había apagado la luz. La presión ejercida por personajes como Marcelino Oreja —que paseaba su perro por Juan Bravo y se cruzaba diariamente con el interfecto— o los ahorros opacos del difunto padre de Alberto Ruiz Gallardón —que fueron preservados sin que nadie lo solicitara — hizo que pudieran embarcar en el último bote del Titanic, ocupando el lugar de la mayoría de los clientes de Cataluña, que fueron abandonados a su suerte.