MLFA
Ayer acudí como invitado a una fiesta diurna; el catering resultó ser de excelencia, y la organización del evento -para 60 personas- llegó a perfección suma en todos los aspectos; no encontré a nadie menor de 40 años, a salvo alguna jovencita, familia de los anfitriones, dos personajes muy queridos, diría que admirados, ambos en el umbral de los 50 años de edad. A pesar de mi angustia, aparecí vestido de 21 botones, esplendoroso a mi edad, o así me lo reconocieron; de hecho, sentir el tacto de la camisa de seda sobre mi piel me reconfortó, y hasta llegué al coqueteo con una dama cincuentona muy atractiva. Me piden que vuelva -por enésima vez- a analizar cuestiones relativas a la convivencia socio-familiar, lo hago con gusto y con brevedad, la huelga de médicos -que yo apoyo con toda firmeza y convencimiento- impidió que conociera los resultados de una segunda analítica que refrendará, a buen seguro, la decisión, ya tomada, de someterme a un cribado de cáncer colorrectal. No existe vida social en nuestro país: ¿Desaparición misteriosa? Hoy tengo una merienda en El Corte Inglés; acudiré con ropa "casual", de Burberrys, obviamente, abandonaré el miedo al cáncer durante tres o cuatro horas, y volveré a sentir mi piel sin la puta camiseta.
Tras 7 años de gobierno ¿progresista? la Sanidad y la Educación saltan por los aires en la España de las CCAA.
Uno se pregunta: ¿A qué se ha dedicado esta caterva de políticos corruptos e incompetentes y sin formación?
En EEUU y Canadá, en los países de Centro y Norte de Europa, también en España en tiempo pretérito, las salidas nocturnas de las parejas obligaban a los cónyuges a "arreglarse", incluidos afeites y maquillajes, para acudir a restaurantes, cines, teatros, conciertos y todo tipo de eventos; la pareja sola o bien en compañía de otras, a las que unían relaciones de amistad, laborales, incluso familiares. Uno volvía a recrearse con la visión de su esposa esplendorosa, cutis rubicundos, y tetas y resto de figura apetecibles. Fuera cual fuera la función de la mujer, ama de casa, empleada, directiva de empresa, médico, enfermera, secretaria, maestra, directora de Instituto, esa noche de salida "social" ella se convertía en "reina" admirada y deseada. Todo eso ha desaparecido; muchas mujeres esperan, estos días, las cenas de empresa, a las que no pueden acudir esposos ni esposas, algo que no tiene sentido y que solo ocurre en España: ¡Liberemos a la mujer una noche al año! En casa, amarrado a Netflix, se queda el tonto los cojones, embriagado de perfume por las "rociadas" que se ha metido la parienta de pies a cabeza, pasando por el cabo de buena esperanza, que también "recibe" aromas, esa noche, pues ella, inquieta y pelín excitada, no sabe que puede depararle la cena y las copas de después.
Si me lo permiten, hagamos la comparativa, con brevedad, por mi estado de salud y preocupación consiguiente: Los dos, organizado el programa paterno-filial, infantil o juvenil, de forma poco adecuada y desordenada, se apoltronan en el sofá y se atiborran de visionados de "series" televisivas de escasa o nula calidad. Él en chándal y chancletas, ella en pijama o similar, sin sostén ni maquillaje, obviamente. Es obvio, valga la redundancia, que no tienen que esforzarse en parecer atractivos, respetuosos, y mucho menos demostrar admiración hacia el otro, mientras el ruido del centrifugado de (continuas) lavadoras interrumpe su estado de somnolencia catatónica. No tienen nada que decirse, algún chismorreo, quizás, y mucho de qué quejarse: Dinero, más dinero, esa es la droga de moda en los hogares. Y subyace el deseo de que llegue el nuevo día para acudir al trabajo.
Maquilladas y perfumadas, con vestimenta adecuada y pelín "marconas" acuden al curro; allí son admiradas y aduladas hasta la saciedad, también acosadas... ¿Ok?
(Sus compañeros machos rebosan desodorante y testosterona bien disimulada, claro, y prestos a subirlas al pedestal, que, aseguran, ellas se merecen... ¿Ok?)
España es una sociedad inmadura sus hombres y mujeres sin defensas y sin criterio propio.
En estas fechas tan especiales ya suenan tambores de conflictos matrimoniales... ¡Graves!
Lectores y lectoras: ¡Admiren a sus parejas y hagan vida social! ¡Coño!
