MTXO - Actualizado el 03/08/2025 a las 12:00 horas.
El verano es tiempo de molicie y de reencuentro con amigos, o, simplemente, vecinos, en zonas de veraneo; y, curiosamente, algo tan grato como el reencuentro, se convierte, muy a menudo, en una competición de monólogos o soliloquios, a través de los cuales, propietarios de segundas residencias -que se profesan un odio muy cordial- se transmiten -a borbotones- noticias acerca de lo bien que les ha ido el año con sus compañeros de trabajo, amen de contarnos lo bien que les va a sus hijos y nietos (nunca hablan de las amantes o de las pequeñas, o grandes, corruptelas, con las que conviven); sea en los grupos de playa o de piscina.
No han hecho más que llegar -los veraneantes- y estamos deseando que llegue el 31 de Agosto
No colaboran en la seguridad y mantenimiento de sus segundas residencias: ¡Cosa de inquilinos!
Nos dice Santiago (1/19): "Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, y tardo para la ira". Quiero destacar la importancia de escuchar antes de hablar, a los efectos de que la comunicación resulte efectiva; y rechazamos al ignorante, porque, como nos decía mi madre, que era filósofa, a los siete hijos: ¡Hijos míos, la ignorancia es muy atrevida! El traje de baño de Primark los convierte en "iguales", igual que los móviles; todos son Samsung; el veraneo resulta "democrático" por igualación... ¡Por abajo, claro!
Nos consuela que estos necios "miran" el móvil hasta sumergidos en el vaso de la piscina.
(Este verano la mayoría defienden y jalean a VOX... pero a sus viejos los cuidan "sudakas")
(Sin olvidar que sus pensiones superan los salarios de los hijos gracias al malvado Sánchez)