Vuelta a la normalidad y al disfrute; los matones han sido expulsados del barrio, y no volverán. |
La irracional batalla por su propia supervivencia que desde hace años libraba el anterior presidente del gobierno lo había enfangado todo, había apagado cualquier luz para la solución de los conflictos. En España ha vuelto a instalarse un clima de normalidad política. “Ya no hay tensión” se oye decir con alivio por la calle, incluso a personas que están muy lejos de votar al PSOE. La crispación ha desaparecido de los platós televisivos, por mucho que algunos conductores se empeñen en generarla. Y el milagro no se debe a los éxitos de la política de comunicación del gobierno o a sus hallazgos para dar buena imagen sino que la explicación principal de este fenómeno, casi la única, es que Rajoy y los suyos han desaparecido del panorama. Eliminado el tapón que lo obturaba todo, el agua vuelve a correr por las cañerías de la política. Con sus muchos problemas, algunos muy serios, pero sin angustias existenciales.