Antón Losada
Todo soplaba a favor de una futura mayoría absoluta de derechas, pero ha bastado que se convocara una huelga de mujeres y los pensionistas salieran a la calle para que los azules y los naranjas empezaran a maniobrar dislocados como si acabasen de chocar con un iceberg gigante. La derecha española haría bien en volver a ver la formidable película de James Cameron y releerse la historia del naufragio del Titanic para repasar la lección: la soberbia hundió el barco. Igual que los orgullosos ingenieros de aquel portentoso navío declarado insumergible y los confiados marineros que lo manejaban, la derecha española reacciona tarde y mal al primer contratiempo.