lunes, 21 de julio de 2025

Las estadísticas sobre la 'inseguridad' no son inexactas sino irreales

 Luz de Gas - Magistrada de Instrucción.

Fotomontaje del clásico "tirón de bolso" que nunca -prácticamente- se "demanda" ante un Juzgado, tras el atestado policial correspondiente a la "denuncia". Recomiendo la visualización de le escena del joven marroquí pisando la cara y golpeando a placer a una mujer en Parla, para robarle el bolso. ¿Qué haría usted, querido lector si fuera su madre? Ocurrió el pasado viernes, pero los intentos con agresión son diarios. Otra vez un magrebí, segura estoy de que se trata de una simple coincidencia.

Nos conviene aclarar que las "denuncias" se realizan ante la Policía; esta realiza el atestado correspondiente, y puede actuar de oficio, por conocer del acto delictivo; una vez firmado por la víctima, a esta se le proponen acciones penales ante el propio Juzgado, al que deberá acudir acompañada de abogado y representada por procurador, lo cual supone; de un lado, los gastos correspondientes al procedimiento en fase acusatoria y en la vista oral, amén de recursos incontables -pero "facturables"- y, de otro, supone sopesar las consecuencias de tan noble decisión: Estigmatización social, en una España "goyesca", y miedo a represalias por parte del acusado y/o de sus familiares y amigos. Resulta obvio que la demandante no contará con protección policial, y vivirá "angustiada" durante mucho tiempo. Pasado un tiempo la víctima desistirá de ejercer acciones y el famoso atestado policial será papel mojado -y tiempo perdido por los agentes actuantes- sin ignorar que la "lentitud" y "farragosidad" del proceso judicial desaniman a las víctimas, al tiempo que engrosan las arcas de los abogados -principales beneficiarios de la lentitud de la Justicia- Nos acabamos de enterar de que el tal Montoro (75 años) llevaba ocho años siendo investigado, bajo secreto del Sumario, eso sí. Si hacemos un cómputo acerca del tiempo que durará la investigación, el juicio oral, y los correspondientes recursos ante la AP y/o el TS o el TC, nos sale un número de años -como poco- de entre 7/8. Montoro tendría 82/83 y no entraría en prisión. Esto es otra forma de "inseguridad ciudadana" por falta de ejemplaridad ante delitos de tantísima gravedad. Presuntamente las leyes tributarias las redactaban las empresas, y estas retribuían generosamente al tal Montoro, ministro de Hacienda con Aznar y M. Rajoy, y a toda su banda. A Montoro se le conocía como el "Botones Sacarino", y mira por donde nos ha salido; se habla de once millones de euros... ¡Y subiendo! Nadie habla de derogar todas aquellas leyes de Montoro firmadas por Aznar y M. Rajoy y redactarlas de nuevo como correspondería a los intereses de la ciudadanía española, a la que, por cierto, este alopécico chulesco, cortó hasta el agua del grifo. El fulano se desgañitaba gritando: ¡No hay dinero! ¡No hay dinero! ¡No hay dinero! Algún maleducado podría decir: ¡Será hijoputa el tío este, como se lo queda él! Claro que sería alguien de "Podemos/as". No lo diría "Azuer Diario"... ¡Ya lo dijo hace ocho años! Y nos cayeron chuzos de punta. En Abril de este año declaraba Montoro ante una Comisión, en plan chulo miserable y riéndose de los diputados, hoy llora escondido y humillado: ¡Pobre desgraciado! ¡Pobre PP! Y el escarnio sufrido -otro más- por Aznar y M. Rajoy trunca sus vidas y carreras políticas, más de lo que ya lo estaban, si ello es posible: ¿Qué amistades personales tendrá esta gente? A buen seguro que aparecerán en los libros de Historia como grandes "corruptos", como "Al Capones", no como estadistas, mucho menos como honorables servidores públicos: Aznar, M.Rajoy y Felipe González ex presidentes de España: ¿Cómor? ¡Es lo que nos merecemos, desde Viriato!

No disminuyen los "delitos" ministro Marlaska, disminuyen las "denuncias". ¡Los delitos han aumentado una barbaridad! Menos mal que el tal Marlaska es juez... ¡que si no...!

Respecto de la delincuencia imputable a los inmigrantes ilegales; estoy en condiciones de asegurar que es abundante, sobre todo por parte de los recién llegados, y es debida a su "estado de necesidad"; su precario peculio suele ser "expropiado" -vulgo sustraído o robado- por los propios traficantes que los conducen durante la travesía ("coyotes", en la jerga de la frontera de México) y llegan abocados a realizar actos violentos, obviamente delictivos, para subsistir. Tenemos precedentes; llegada de italianos, irlandeses y chinos a EEUU a principios del siglo XX y creación de barrios propios adonde "protegerse" tras sus robos y pillajes; qué decir de los "africanos" durante los siglos XIX y XX, muchos de ellos llevados a los USA como esclavos, y han sido protagonistas de la delincuencia extrema en los EEUU durante décadas.

Hablamos de la fase de arribada de grandes contingentes de población foránea y empobrecida.

Es cierto que tras una primera fase de acomodación a las costumbres del país de llegada, que no de acogida, muchos de estos "inmigrantes ilegales" -de diferentes razas y religiones- aprenden el idioma y encuentran empleos, precarios al principio, que les permiten abandonar la delincuencia y convertirse en ciudadanos -de segunda clase- pacíficos y muy cumplidores de las leyes de su nuevo país. Tienen mucho mérito y se les ha de respetar y ayudar; si un foráneo se ve abocado a recoger fruta a 42º de temperatura y a dormir en un jergón lleno de chinches, o bien a limpiar los cuerpos de ancianos -incluidos sus esfínteres- parece lógico que se sienta tentado a dedicarse al robo y al pillaje, al contrabando y al narcotráfico; los jueces lo sabemos bien, aunque nuestro deber es enviarlos a prisión. De hecho al "moro" -perdón por la expresión- que apalizó al hombre mayor de Torre Pacheco yo lo enviaría "a galeras" de por vida y llegaría a entender que familiares del pobre hombre lo colgaran de las pelotas en uno de los frondosos árboles de la huerta murciana, dicho sea en sentido figurado, y como mujer, hija y madre, no como jurista en activo. Una alimaña como esa es incapaz de reinsertarse en la sociedad. Semejante paliza, y sus secuelas físicas y psicológicas, pueden ser peor que la muerte; ergo, al asesino podríamos dispararle a la cabeza, obviamente atendiendo a las leyes por las cuales se rigen las alimañas; se trataría de evitar nuevas palizas a ancianos. ¡Digo yo...! Y sepan nuestros lectores que es probable que lo condenen a menos de dos años por el delito de lesiones ,y el cabrón este no entre en prisión, mientras el viejo se ve incapacitado para llorar porque le rompieron los conductos "lacrimales" a ostia limpia. Una siente nostalgia de EEUU y su sistema policial y judicial, a pesar del payaso de Trump. En la novela de MLFA "La Saga de La Encomienda" (2015), los sicarios de los fascistas recomendaban a los "novatos" que dispararan a la cabeza, ¡porque así sufrían menos! Reitero que estas declaraciones mías son más producto de la ficción que de la realidad; eso sí, si no fuera Juez y Fiscal, es probable que no opinara en clave de ficción, y si fuera familiar del anciano apaleado con saña, apelaría a la "Ley de Lynch", el hombre es ya un muerto en vida, y el hijoputa que "cazamos" en Rentería -como he dicho más arriba- no entrará en prisión. ¡Pena de Vito Corleone, que ya no está entre nosotros!

Otra cosa es que "otros delincuentes", los de la extrema derecha, se aprovechen de ello.
(Disculpen que hayamos vuelto a hablar de España, porque nos lo han exigido los lectores)
(MLFA vuelve al blog a partir de la Virgen de Agosto, a la espera de cateterismo y retina OI)