Si el Estado español cree que controla el conflicto catalán está equivocado; son unos necios, está claro. Dentro del estadio hay 93.000 personas que van a tener dificultades para abandonarlo ordenadamente. El mundo está pendiente de este partido de fútbol y España se debate en el kaos político (La Transición del 78, pilotada por el Neofranquismo PPSOE, colapsa al final de la segunda década del siglo XXI)
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