Su lenguaje corporal le delataba: gestos de aburrimiento, cansancio físico, sueño; pero no podía decir que no. Jordi Évole es consciente de que el entrevistado no estaba por la labor, pero le vino bien para su 'currículum'. A los catalanes de a pie, y no sólo al presidente Puigdemont, ni les interesan ni preocupan las TVs españolas. Jordi está instalado en el vano intento de 'hacerse perdonar' por lo de Ballesteros |