MLFA
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Ese gesto no se le habría ocurrido a Xabier Arzalluz ni harto de 'txacolí' de Baquio. |
En principio, hace ya siete largos años, se hablaba del ‘Nuevo Estatuto de Guernica’; hoy, ya sin tapujos, se refieren a la ‘Reforma del Estatuto de Guernica’. En cualquier caso; se trata de un asunto que le quema en las manos al ‘PNV’, al Partido Nacionalista Vasco ‘reformado’. El líder de esta ‘contrarreforma’ es el impoluto (personal y políticamente) txistulari Iñigo Urcullu, que se ocupa de frenar pulsiones independentistas en la sociedad vasca; para eso fue ‘elegido’; al tiempo que – por primera vez en el PNV – se elegía a un presidente del EBB (Euzkadi Buru Batzar) que no ‘ejercía’ de control y contrapoder del lehendakari de turno. Andoni Ortúzar es el primer presidente del PNV que ‘no manda’ en el Gobierno Vasco; un hombre gris que sigue el dictado del lehendakari y aplaude, con las orejas, las decisiones que provienen de la lehendakaritza de ‘Ajuria Enea’ (sede del gobierno vasco). Se invierte el sentido habitual imperante entre los seguidores de Sabino Arana (un iluminado racista que sigue expuesto en los altares); se cambian las tornas, las decisiones no se toman en ‘Sabin Etxea’ (Casa de Sabino), sede del Partido. Simplemente las aceptan; a cambio se permite al Andoni Ortúzar que largue soflamas ‘independentistas’, de forma desaforada, en ocasión del ‘Aberri Eguna’ (Día de la Patria Vasca) y del ‘Alderdi Eguna’ (Día del Partido). Si Urcullu es el del ‘txistu’, Ortúzar es el del tambor (en nuestro caso ‘tamboril’).
Asignatura pendiente: la bandera de Euskadi, la ‘ikurriña’, representa (sólo) a los del PNV